Ganbatte y el Estoicismo: La Fuerza de Esforzarse al Máximo en Lugar de Depender de la Suerte
Por Marcos Ornelas
En muchas culturas, cuando alguien está a punto de enfrentar un reto, solemos decir: “¡Buena suerte!”. Esta expresión refleja el deseo de que fuerzas externas —que no controlamos— se alineen a favor de la persona. Sin embargo, en la cultura japonesa existe una visión distinta. En lugar de “buena suerte”, utilizan la palabra “Ganbatte”, que significa: “Esfuérzate al máximo”.
Este cambio de enfoque puede parecer pequeño, pero encierra un principio profundo: no deposites tus esperanzas en lo que no controlas; enfócate en tu esfuerzo, tu constancia y tu disciplina. En ese sentido, la filosofía japonesa coincide con la sabiduría estoica. Ambos sistemas de pensamiento nos enseñan que la verdadera fortaleza no está en la fortuna, sino en nuestra capacidad de actuar con carácter y perseverancia.
A lo largo de este artículo exploraremos cómo la visión de Ganbatte conecta directamente con los principios del estoicismo, y cómo ambos pueden transformar la manera en que enfrentamos los desafíos de la vida, los negocios y el crecimiento personal.
La diferencia entre “Buena Suerte” y “Ganbatte”
Cuando alguien dice “buena suerte”, en realidad está poniendo el resultado en manos de lo externo: el azar, la casualidad, las circunstancias. Claro, no hay nada de malo en desear lo mejor a otra persona. Pero, si pensamos en profundidad, la suerte no está en nuestras manos.
En cambio, Ganbatte nos recuerda que lo que sí depende de nosotros es la actitud y el esfuerzo que ponemos en cada acción. Decir “esfuérzate al máximo” es invitar a la persona a tomar el control de su destino, a poner toda su energía en lo que sí puede dominar: su disciplina, su voluntad, su constancia.
Los estoicos lo explicarían con una de sus ideas centrales: distinguir entre lo que está bajo tu control y lo que no lo está. La suerte, el azar y las circunstancias externas están fuera de tu alcance. Pero tu carácter, tu esfuerzo y tu forma de reaccionar ante la adversidad siempre están en tus manos.
El Estoicismo y el control de lo interno
Epicteto enseñaba: “Algunas cosas están en nuestro poder y otras no lo están. Las que están en nuestro poder son nuestra opinión, nuestra motivación, nuestro deseo, nuestra aversión: en una palabra, lo que sea que sean nuestras propias acciones. Lo que no está en nuestro poder son nuestro cuerpo, nuestra propiedad, la reputación, el cargo y, en una palabra, todo lo que no son nuestras propias acciones.”
Decir Ganbatte es, en cierto modo, practicar el corazón de esta enseñanza. Nos recuerda que debemos poner nuestra energía en lo que podemos controlar: nuestra dedicación y esfuerzo.
“Ganbatte” como una forma de virtud
Para los estoicos, la virtud es el mayor bien. Practicar la templanza, la justicia, la prudencia y la fortaleza es la manera más alta de vivir. El esfuerzo constante, el levantarse cada día decidido a hacer lo mejor, refleja precisamente esas virtudes.
Cuando alguien escucha Ganbatte, no se le está diciendo “espera a que el mundo te favorezca”. Se le está diciendo “actúa con valentía, saca lo mejor de ti, camina con disciplina”. Eso es vivir de acuerdo a la virtud.
El peligro de depender de la suerte
Depender de la suerte puede convertirse en una excusa para la inacción. Alguien que cree que todo depende del azar tiende a esperar en lugar de actuar.
- “Si tengo suerte, me irá bien.”
- “Si las cosas se alinean, entonces lo intentaré.”
- “Espero que me salga bien, pero no está en mis manos.”
Marco Aurelio lo resumía así: “La acción correcta es la que sigue a la razón, no al azar.” La vida no se construye esperando que el destino te favorezca, sino haciendo lo que está en tus manos con constancia.
La disciplina japonesa y la perseverancia estoica
Tanto la cultura japonesa como la filosofía estoica nos recuerdan la importancia de la disciplina. En Japón, Ganbatte es más que una palabra: es un llamado cultural a dar lo mejor de ti, aunque no haya garantías de éxito.
Para los estoicos, esta misma disciplina se refleja en la práctica diaria de la virtud. No se trata de grandes gestas ocasionales, sino de pequeñas acciones consistentes que, acumuladas, forman el carácter. Séneca lo decía así: “El hombre que ha perfeccionado su carácter, aunque esté en la pobreza o en la enfermedad, es feliz. Porque su felicidad no depende de lo externo, sino de su virtud.”
Ganbatte en la vida cotidiana
- En los estudios: No esperes tener “suerte” en el examen. Estudia con disciplina, repasa, practica.
- En los negocios: No esperes que las condiciones del mercado estén a tu favor. Aprende, adapta, innova y trabaja con constancia.
- En la salud: No confíes en tener suerte con tu cuerpo. Ejercítate, aliméntate bien, descansa, cultiva tu mente.
- En el crecimiento personal: No esperes que las oportunidades lleguen solas. Prepárate, crea hábitos, trabaja en ti mismo.
Estoicismo aplicado al “Ganbatte”
El paralelismo entre el estoicismo y el Ganbatte es evidente cuando aplicamos tres principios:
- Diferenciar lo que controlas y lo que no controlas: No pierdas energía en lo que escapa de tus manos.
- Practicar la virtud a través de la acción constante: Haz lo que debes hacer, sin excusas.
- Aceptar con serenidad el resultado: Si te esforzaste al máximo, ya cumpliste. El resultado no te define; lo hace tu carácter.
El verdadero poder: Esforzarte al máximo
Ganbatte no garantiza que siempre tendrás éxito, pero sí asegura que crecerás, que forjarás carácter y que cada día estarás más cerca de tu mejor versión. Para los estoicos, el resultado no es lo más importante, sino cómo te transformas en el proceso.
Reflexión final
La próxima vez que quieras desearle “buena suerte” a alguien, cámbialo por un Ganbatte. No le digas que espere lo que no controla; recuérdale que lo único que de verdad importa es esforzarse al máximo.
Y cuando tú mismo enfrentes un desafío, recuerda: no está en tus manos la suerte, pero sí lo está tu disciplina; no puedes controlar el azar, pero sí tu carácter; no puedes gobernar el futuro, pero sí tu presente. El camino del Ganbatte y del estoicismo es el mismo: una invitación a vivir con fuerza, virtud y acción constante.
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